jueves, 5 de mayo de 2016

SIETE DÍAS

Otra vez internada. Lo nuevo fue el hospital: es grande pero de nivel uno, a pesar de estar en una zona medio pituca, La Molina.
Estoy acostumbrada al Rebagliati. Ya son varias las veces que dormí contemplando sus paredes o escuché la música del consultorio mientras me hacían la intervención.
Hace días que estoy libre de la vía por donde me ponían el antibiótico más fuerte de todos... creo que estoy algo jodida porque pronto ya no habrá medicina que frene la infección y no tengo idea de lo que pasará, aunque una vocecita me dice que terminaré en el cementerio.

Así que mientras llega ese momento, aprovecho para escribirte y contarte mis nuevas experiencias. Quizá te lleguen o te gusten o te identifiques en algo conmigo, la verdad es que lo hago también por mí... ¡me encanta escribir y no voy a parar! Quizá me tome algunos descansos pero siempre voy a querer estar conectada contigo.

Mañana pienso salir de casa, ya son bastantes días en los que solo veo paredes, piso o techos. Saldré sola, como acostumbro, pero luego podré observar lo verde del parque del frente, la gente que pasa apurada o, más bien, acurrucándose con la pareja. Te cuento que uno de esos días, tuve la suerte de ver dos parejas de chicas en ese plan, ¡qué lindo! Antes no se dejaban ver... aunque yo nunca tuve problemas cuando agarraba a mi chica y nos besábamos a golpe de 6.30 de la tarde en pleno parque. ¡Qué buenos tiempos!

Ahora estoy sola, bueno, hace mucho tiempo. Me gusta la soledad, la disfruto, me encanta estar conmigo misma, hago amistades en los sitios más inesperados, como esta última vez, en el hospital, allí conocí a Katherine, de unos 34, técnica en enfermería que cuidaba a una anciana que murió al día siguiente de mi partida. Todavía no hemos salido, pero creo que pronto lo haremos. Me cae bien. Es medio loca, como yo ;)

También conocí a Gladys, estaba internada porque tenía neumonía y casi se muere. Lo malo es que la cambiaron de habitación y, a los dos días, se aparece en mi cuarto su hermana mayor.
"Hola...", le dije, con tono de preocupación. "¿Cómo estás?", respondió. "Bien, gracias. ¿Y Gladys?".
"¡Ayy!", se quejó, y agregó: "No sabes cómo ha llorado por ti. Está muy triste porque la cambiaron a otro cuarto".

Me asombró lo que me dijo. La hermana me contó que Gladys se acordaba de mis chistes y bromas y que me extrañaba mucho. Me dio el número de la sala donde estaba y le prometí que iría a verla ese mismo día. Y así fue. Le gustó que vaya pero igual, la noté triste; creo que es muy diferente estar una al lado de la otra, durante todo el día. Ahora de vez en cuando wasapeamos pero no es lo mismo. Pienso en ella y creo que la invitaré a salir, nos vamos a reír un montón.

¿Ya ves? Ahora tengo dos amigas más que conseguí en el sitio menos esperado.

Ya para la próxima te contaré si se fue esta maldita infección urinaria o si me debo internar de nuevo. Claro que esta vez si cargaré mi laptop y escribiré hasta el más mínimo detalle.

Es una promesa. Palabra de chica scout.



No hay comentarios:

Publicar un comentario