miércoles, 10 de diciembre de 2014

AYER SOÑÉ CONTIGO

Realmente lo viví. Allí estabas tú, demacrada, cansada, atada a una cama.

Me angustié terriblemente, no sabía qué hacer por ti. Eras tú, con muchos años encima. Tu cabello era blanco como la nieve y tu rostro estaba surcado por profundas arrugas.

No sé cómo te encontré en mi sueño. Me parece que fue una eternidad el tiempo que estuve a tu lado. Recuerdo que te veía hablar por teléfono con tus operarios de un piso más abajo, en el mismo edificio donde te dejé hace mucho tiempo. Esta vez no trabajabas, estabas postrada y desde tu cama ordenabas a la gente que cosía para ti.

La verdad es que en ningún momento del día pensé en ti, así que eso es una interrogante que marca el porqué te soñé. No lo sé ni lo sabré nunca.

Este sueño tan real hizo que marcara, al despertar, tu número. Quería que me contestes y lo hiciste. Tu voz ya no era musical, alegre, festiva como hace un mes, cuando quise escucharte para saber que continuabas allí. No. En ese momento sonó a amargura, soledad, fastidio. ¿Qué te habrá pasado? ¿Por qué ya no estás feliz? Mi impotencia aumentó en lugar de disminuir. Te tengo clavada en mi mente y no sé cómo sacarte de allí.

Sé que lo nuestro ya no podrá ser nunca. Los años han pasado y la costumbre ¿amor? se ha ido diluyendo poco a poco. Sin embargo, muchas veces pienso en ti, en tus ojos, en tu risa, en tu voz. ¿Será mi soledad la que conspira para torturarme? No lo sé.

Solo quiero que estés bien, que no suenes indefensa ni triste. Esperaré un mes más para llamar, inauguraré el 2015 con tu  voz, y espero que suene como siempre: fresca, juguetona, alegre. Y yo del otro lado, escuchando en silencio, como siempre.

Suena bien loco pero así soy: atenta a quien, en algún momento, compartió su vida conmigo. ¿Que la quiero todavía? No, no es eso. Solo es respeto y cariño, un sentimiento que me dice que vele por ella, por su bienestar, aunque sea de lejos, en silencio, pero con mucho amor del bueno.

¿Crees que al decir amor se habla de enamoramiento? No necesariamente, amiga. Uno ama a sus hermanos, padres, amigas y amigos. Solo que esta palabra se ha desgastado al usarse muchísimo en las historias de pareja, heterosexual y homosexual. El ser humano ama y quiere y, aunque parezca recontracursi (porque lo es), una canción que habla de la diferencia entre ambos sentimientos es la que canta (sí, ya sé que sabes si no eres muy joven) José José.

Amar es sentir tanto por alguien que hasta duele, porque te preocupas por su persona. Por eso muchos no quieren amar, no quieren meterse en ese problema.
Muchos prefieren querer, gozar de la pasión sin compromisos, algo que creo que no está mal del todo. Me puedes decir insensible pero no es cierto. Hacer el amor es usar tu capacidad de querer con vehemencia y dar todo en ese momento. Por supuesto que no lo vas a hacer con cualquiera, sino que debes conocer a la persona y saber que es capaz de vivir una relación así de abierta sin problemas, sin caer en el problema de enamorarse, de querer más. Y eso va para ti también, pues si te enamoras y ella no de ti, vas a perder.

Ya te contaré de la relación que tuve con una chica 20 años menor que yo pero mucho más madura. Con ella pude vivir un cariño, un querer con todo y sin compromisos.

Por haberlo vivido sé que se puede tener una relación así pero es para personas maduras. ¿Serías capaz de tener esto sin caer en el enamoramiento? Piénsalo.

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