domingo, 16 de noviembre de 2014

VISITA EXTRAÑA

Hoy te vi de nuevo. No te esperaba pero ya habían sido tres veces las que te asomabas a la ventana de la sala-comedor. Durante todas esas ocasiones mi silencio fue rebelde, resistía a romperse ante lo raro de tu presencia. Nunca se me cruzó por la cabeza escribir sobre ti, pero, al ver que la situación se repetía, estoy contando sobre esta extraña experiencia.

Sí, mientras estaba en el comedor, el sonido de tu pico contra una de las amplias ventanas que dan a la avenida distrajeron mi atención hacia ti. Ayer fue la cuarta vez. Sucedió lo mismo y otra vez te vi picoteando la luna con vehemencia hasta que tu mirada se cruzaba con la mía. El mismo pájaro, negro plomizo y con las plumas de la cabeza paradas, como si hubiera sido blanco de ataques.

Como todas las otras veces, me agarraste desprevenida. Lo raro también es que siempre esperaste que estuviera sola, así que nadie más de la casa te ha visto. Solo yo. No, no es que tuviera sueño y esto provocara una visión. Tus visitas siempre fueron por la mañana, luego del desayuno.

Ayer, al verte y acercarme lentamente hacia la ventana, mientras susurraba preguntándote si te sucedía algo, mamá me distrajo al pedirme que vaya a la cocina, donde estaba, a ayudarla. Cuando te recordé, ya no estabas en el dintel. Te habías ido.

Nunca me ha sucedido nada igual. Sé que es una locura tratar de encontrarle significado o darle mi atención, pero es algo muy raro porque en los dinteles de las ventanas nunca hubo comida ni nada por el estilo, más bien siempre están sucias de polvo, por el viento de la calle que lo acumula. Además, ¿qué haces tocando la ventana con tu pico? ¿Es que lo que quieres es llamar siempre mi atención? Eso parece, es lo que me haces pensar al dejar de hacerlo cuando me ves. Además, nunca te vas mientras estoy allí.

¿Serás algún querido pariente fallecido? Los lamas o sacerdotes tibetanos dirían que no, que es imposible que una persona reencarne en un ser inferior. Y yo digo, con la experiencia de vida que tengo: ¿Un ave, perro, gato o ratón son seres inferiores? ¿No es el ser humano inferior a todos ellos, los llamados irracionales? Basta revisar la sección roja de los periódicos para comprobar que somos capaces de actos salvajes, insanos, estúpidos, y que desdicen nuestra naturaleza racional.

Por primera vez estoy esperando que mañana te pueda ver, luego de oír tu incansable picoteo sobre la luna. Si vienes, no habrá nada ni nadie que me distraiga y trataré de acercarme a ti. Ayer, mientras te pensaba, imaginé que eras mi abuelita querida, que quería visitarme y verme porque me extraña. Yo sé que tengo una conexión especial con ella y quizá por eso quiero que seas su reencarnación.

No entiendo, por más que trato, que tú, pajarito de la calle y de libre albedrío, prefieras perder el tiempo picoteando mi ventana en lugar de estar en el mercado de la vuelta tratando de coger las migajas de los trabajadores que toman desayuno allí.

En fin, cosas de la vida; más bien diría misterios que, muchas veces, nadie puede descifrar.

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