miércoles, 3 de diciembre de 2014

SANA, SANA, SANA

Aquí estoy de nuevo. Mi ausencia se debe a que estoy en cama, con fiebre alta, pero ya sé por qué y pronto, espero, continuaré contando hechos de mi vida.

Lo que me encantó, de estar enferma, fue tu reacción. Me llamaste al celular, me llenaste de mensajes y me sentí amada.

Nunca pensé que tú seas capaz de hablarme así, con tanta pasión, sin dejar de lado eso que todos llaman amor.

Hoy me siento un poquito mejor, el antibiótico que empecé a tomar me ha hecho mucho bien. Quitó la fiebre y me devolvió las ganas de escribir.

Recuerdo el día en que estaba en el hospital. La chica que "estaba" conmigo no paró hasta verme en mi cuarto del Rebagliati. Era como si no creyera lo mal que estaba. Entró a mi habitación por la mañana, en horas que no eran de visita. Me alegró mucho verla pero no tenía idea --en ese momento-- de como me iba a lastimar.

Ella nunca más me fue a visitar. Luego, empezó la tortura a la que ella estaba acostumbrada a aplicar cuando se sentía engañada por su pareja, al darse cuenta de que no tenía la plata que pensaba.

Aguanté como si fuera una de esas pelotas de entrenamiento en boxeo, cada golpe que me dio ni lo esquivé... hasta ella no pudo ocultar su asombro cuando la llamé después de todo lo que hizo.

La verdad es que ya no lleno esos zapatos que calzaba cómodamente antes. Nunca más. Ya murió esa que amaba incondicionalmente, hasta el punto de dejar que pisen su dignidad. Esa, ya no vive conmigo.

Soy una sobreviviente del cáncer pero este me ha dejado un recuerdo. Mejor dicho, la radiación. Hace años debo vivir con un catéter interno que va de mi riñón izquierdo a la vesícula. Este tubito de plástico me lo deben cambiar cada tres meses, y debido a él soy blanco, muchas veces, de infecciones urinarias, como ahora.

A veces me doy cuenta a tiempo, otras, como ahora, se me pasan. Espero que no me haya demorado en tomar mi antibiótico porque sino deberé ir por emergencia al hospital, mi segundo hogar, a que me lo pongan a la vena por ser una infección muy fuerte.

Si no escribo en una semana, ya les contaré esa parte de mi vida que duele --físicamente-- y mentalmente.

No dejes de leer mis escritos, son mi vida ante ti, pues eres mi confidente y amiga.

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