viernes, 20 de febrero de 2015

AMOR DE MUJER

Siempre supe que querer a una de mi sexo era difícil. Y sí, en la época en que me descubrí lesbiana todo ese amor y querer que sentía en mí, era vetado. Ahora, también, pero se han abierto algunas ventanas que dejan escapar nuestra naturaleza: el amar a una mujer.

Pero además de saber que era difícil emprender el camino lesbiano, también estuve segura de que no había nada mejor que combinarse con otra mujer. Que nadie sabría mejor, que otra mujer, lo que me agrada. Que nadie tendría la sensibilidad mía, para conocer los deseos de la amada. ¿Y por qué? Porque estamos hechas por igual. Sentimos lo mismo, gustamos de lo mismo, sin hablar sabemos qué preferimos y qué no. ¿Te das cuenta? Ningún hombre sabe mejor que una mujer lo que le gusta a otra fémina. Tenemos el mismo cuerpo y las mismas necesidades.

Por eso siento que es fácil hacerte sentir, sé tus puntos sensibles, esos que con mi roce te llevan a la luna. Y lo sé porque son mis sentires y mis deseos, porque compartimos todo eso y más. Lo supe al tratar de intimar con un hombre. Ninguno logró que viva lo que conseguí con una mujer. Nadie. Porque somos muy parecidas, por eso ya conocemos lo que nos gusta o no.

Sin embargo, tú eres muy escurridiza. Quieres y no. Te acercas y luego desapareces. La indecisión tuya me contagia. ¿Será que pesa más en ti la censura de tu mundo? No lo sé. Pero me encantas y estoy dispuesta a tener más paciencia de la debida. A esperarte para enseñarte todo lo que soy capaz de hacerte conocer: un mundo distinto, mágico, capaz de subirse a tu cabeza y no salir más de allí.

Rompe con los convencionalismos, sé libre, atrévete a iniciar un camino nuevo, distinto, capaz de cambiar tus creencias y los moldes tradicionales que te inculcaron.

No digo que cambiar de rumbo sea fácil, no, pero sí es posible hacerlo y lograr ser plenamente feliz sin importar el qué dirán, o la cara de asombro de tal o cual persona. Lo importante es ser capaz de amar con todo tu ser, dejarte llevar por la pasión y la ternura, por la vehemencia y el sosiego del amor. Vamos, te invito a probar, a aprender a amar de verdad, con el espíritu y con el cuerpo, con sabiduría y excitación.

Caminemos juntas por ese sendero, sin temores y con la confianza que nos da nuestro amor. Ese sentimiento que brota de tus ojos y llena los míos en cada mirada que te robo.


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