domingo, 15 de febrero de 2015

LAS CHUPASANGRE

Te enteraste del accidente al poco tiempo. Cuando te vi, después de varios meses, eras un manojo de nervios. Tus ojos gritaban perdón, pues, además de no ir conmigo de viaje, hiciste lo imposible para estar en la cama conmigo. Sí, y un día llamaste muy temprano, era sábado, y me pediste que vaya a recogerte porque no habías dormido en tu casa. Habías tomado bastante, tanto como para lograr vencer tu heterosexualidad y hacer el amor conmigo. Ay, parece que pensabas que con eso todo lo que habías jugado conmigo desaparecería.
Sí, tu coquetería y tus ganas de tener regalos buenos no pararon hasta que casi me mato en un accidente de auto ocurrido en un viaje que, sin ganas de ir porque tú no habías aceptado mi invitación, casi fue mi boleto al otro mundo.

Imagino que tu conciencia te hizo pasar un mal rato por un buen momento. No te lo deseaba pero cada quien cosecha lo que siembra. Así es la vida.

Siempre tenías todo de mi, mi alma, mi corazón, mi vida, todo. Soy culpable de ello, también es verdad. Ya no era una niña y pensé que dando lo material tendría todo, y casi fue así. Sin embargo, al pasar cosas graves en mi vida y que descubrieron mi condición de lesbiana ante todos los que me conocían, ocurrió que muy pocas personas se quedaran a mi lado y siguieran siendo mis amigas.

No olvido las incontables veces que llevé a sus casas a mis "amigas" del grupo de la universidad. Me desperdigué por toda la ciudad y gasté mucha gasolina en una época difícil económicamente. Felizmente me pagaban bien y solo gastaba en mis caprichos. Tuve un padre muy bueno, pero también que no nos enseñó a preocuparnos por las necesidades del hogar y contribuir con él. Él siempre se sintió responsable de todo y nos dio lo mejor, incluso al punto de endeudarse.

La vida me enseñó, a punta de errores garrafales, que no debo dar todo a nadie. A nadie. Las cosas deben ser mutuas, así como todo en el amor. Es necesario dar pero también recibir algo a cambio. Y eso no significa ser egoísta ni estar pensando en lo que obtendré a cambio. No. Es la ley de la vida. Todo debe tener una respuesta, de cualquier tipo. Igual es en el amor. Si no es así una corre el riesgo de que la amada se aproveche y finja amor.

Nadie debe arrodillarse ante nadie. Nadie es tan importante como para ser idolatrada. Una debe valorarse, quererse, tener el derecho de ser amada como de amar, con toda esa intensidad de la que una es capaz.

Hace un rato hablé con una ex a la que no llamaba hace tiempo. Para variar me insultó, me pidió dinero, ¿sabes por qué? Porque eso fue lo que siempre quiso de mí, nada más. Encima me llamó ladrona y a toda mi familia también, sin conocerla. Ahora sé que eso buscó siempre y, lo que le dio más rabia, es que se equivocó por mi apariencia. Creyó que tenía dinero y, más tarde, se dio cuenta de que nunca me codeé con la crema y nata de Lima.

Quizá mi escarabajo, mi trabajo y haber estudiado en una universidad cara la cegaron, y eso nunca me lo perdonó. No me da rabia, me da pena, mucha.

Todas estas cosas que he vivido me hacen decirte que actúes firme, que no entregues ni más ni menos de lo que te den. Si en la pareja una de ellas ama más, no sirve la relación. Es cierto que hay diferentes formas de amar pero ambas deben de hacerlo con la misma intensidad. Si te has dado cuenta que ella no hace más que recibir, pues aléjate aunque te duela mucho. Te lo aconsejo porque eso es cualquier cosa menos amor.

Como dice el refrán: "Más vale sola que mal acompañada".

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