domingo, 29 de marzo de 2015

VIVIENDO CONTIGO

Solo tu recuerdo impide que me desespere. Todo va a salir bien, me digo una y mil veces. Esta semana será excelente y, como siempre, la pesadilla se alejará por tres meses.

Prefiero sentir tus pasos, cuando entras a la sala y me obsequias ese beso que me deja sin habla. Luego, te vas tarareando esa canción que te gusta tanto. Siempre amaneces así, alegre, viva... tan viva que nadie pensaría por todas las cosas que tienes que pasar para salir adelante.

Eres linda por dentro y por fuera. La verdad es que me he enamorado profundamente de ti. Ya no puedo pensar en nadie más. Todas mis pesadillas se vienen abajo cuando empiezo a tenerte en mi corazón y en mi alma. Sin que lo sepas, gracias a ti vivo alegre y tu sonrisa me alivia el alma cuando tengo algún problema.

Me siento tan unida a ti que llego a creer que somos una. Sí. Pasas por la mesa donde estoy y me echas uno de esos guiños que me encantan. Tus manos me mandan un beso volado y yo solo quiero tocarte, abrazarte y sentir que tus brazos me acunan con tu amor.

Estoy acostada y siento tus manos que acarician mi cara y me arropan. Siempre fuiste pura dulzura. De repente, tu risa contagiosa inunda el departamento y me duermo con ella. Sigues intentando dar la puntada final, y lo haces. Tu cuerpo cansado se aferra al mío y amanezco con tu calor a mi lado, con la sensación del beso mañanero, y tu olor impregnado en mí.

Me llamas para desayunar. No tengo hambre. Solo deseo que no te vayas nunca, que siempre estés cerca a mí, que pueda dormir con tu cuerpo pegado al mío, tu abrazo que me envuelve, tu voz, ver tus ojos negros brillantes que me dicen cuánto me amas. Solo quiero eso, y sé que dentro de un rato, cuando esté en mi cama, te sentiré, volveré a ser contigo una sola mujer, esa que ama, esa que ríe, esa que solo necesita amor para vivir.


No hay comentarios:

Publicar un comentario