Tomé demasiado. Luego, mi teléfono me dijo a quiénes había llamado. Ayyy... siempre pasa lo mismo, tomo y todas mis resistencias se van por el caño y dejo que afloren mis gustos, mis preferencias, lo que quisiera hacer ¡y lo hago!
Definitivamente no vuelvo a quedarme en Lima para Semana Santa. Todas los que no viajamos nos dedicamos a chupar, a contar chistes morbosos y a reírnos de nuestros sentires. Hasta ahí, todo bien, pero después empiezan las locuras, las metidas de pata (¿o tal vez no?). Llamé a una ex que no veo hace un tiempo. Y digo así porque es parte de un grupo que de vez en cuando se reúne. Al principio todo era muy tenso, habían pasado muchas cosas entre las dos y una que no perdonaba... pero así soy, olvidé con el tiempo y ya pudimos conversar.
No es que quiera algo duradero con ella, no, pero recuerdo algo muy tenue, un sentir, algo que quisiera volver a descubrir. Sin embargo, solo tomada puedo decirle a ella ese tipo de cosas porque sobria y cara a cara, no me atrevo.
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Bueno, hasta ahí llegó. Todo lo demás es la rutina... o no tanta. Mi vida es, ahora, a cuadritos. Quisiera escapar de mi casa, de esta vida que llevo hace ya más de una década pero no puedo. Y lo peor es que no soy una santa y me debo comportar como una. La verdad es que añoro las escapadas, las salidas en grupo, las trancas de antaño donde todo terminaba en la cama... ay, quién pudiera deshacer todo y empezar de nuevo.
Bueno, solo quería desahogarme un poco, por eso escribo, por eso te cuento cada pincelada de mi vida, por eso mantengo este blog pase lo que pase.
Estoy algo aburrida. Bastante aburrida. Ya no doy... necesito que me digan que SÍ PUEDO, que YA PRONTO SERÉ LIBRE. Necesito que tú me quieras para sentir que valió la pena nacer.
Estoy segura que a la vuelta de la esquina habrá otra experiencia qué contar. Lo prometo porque la empezaré a buscar a mitad de semana.
Hasta pronto
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