Fueron pocos meses, esa es mi disculpa. Pero, además, mi amnesia ocasionada por la conmoción cerebral producto del grave accidente que tuve. Ese fue el detonante que me puede disculpar efectivamente. También que mis padres, cuando se enteraron de mi preferencia sexual, hicieron lo imposible para que dejara de pensar en las mujeres.

Quizá este es el motivo principal que me alejó de ti. Quién sabe, ni yo. Creo que el conjunto de todas estas razones ayudaron a que huyera despavorida de ti.
Si me pongo a recordar nuestro inicio, en realidad fue el tuyo. ¿Y por qué? Porque sí recuerdo cuando estábamos en mi auto y éramos universitarias. No nos conocíamos mucho, aunque siempre compartiste conmigo las mismas amigas y cuando tuve mi primer auto nunca dejaste de salir al mismo tiempo que yo de clases y me pedías que te «jale», es decir, te acerque a tu casa.
Esa vez tú te acercaste a mí, cuando estabas en mi auto. Recuerdo que me preguntaste directamente si era lesbiana, quizá con otras palabras, y yo lo afirmé. Nos besamos, pero antes que nada te dije que amaba a otra persona, que no podía vivir sin ella, y luego hasta te dije de quién se trataba. Puse los puntos sobre las íes, eso hacía antes, cuando estaba con alguien que no fuera ella, la de mis sueños. Ilusamente, porque no era con mala intención, pensaba que explicando que estaba enamorada de otra y que eso no iba a cambiar todo era claro y nadie se iba a enamorar de mí. Es decir, algo así como «guerra avisada no mata gente». Craso error. Me pasó contigo. Te enamoraste de mí sin yo darme cuenta.
Luego del accidente que tuve me perseguiste con una locura que no conocía. Recuerdo que me encerraste a la fuerza en el baño de la universidad. Traté de abrir la puerta, pero en esa época no tenía ni la cuarta parte de mi fuerza normal ni el peso debido. Había pasado por varias transfusiones y todavía no había ganado los kilos perdidos. Cuando pude escapar de allí, corrí con toda mi alma y no paré ni siquiera cuando estaba en la avenida. Crucé la Javier Prado sin mirar si venían autos, hasta ahora puedo escuchar tus gritos llenos de terror al ver lo que iba a hacer.
Me dirás, ¿y qué es eso de la amnesia? Porque parece que todo lo tengo en la mente. No, no es así. No recuerdo lo que me repetías hasta el cansancio, no sé en qué momento te dije que te amaba. No sé si es verdad o mentira. Quizá, si no mientes, pueda haberlo dicho en un momento en que me sentí agradecida porque me quisiste mucho, no lo sé.
Ahora, nuevamente nos vemos en reuniones que ya no se dan tan a menudo como antes. Parece que ya te has reconciliado conmigo y con el pasado que compartimos. No sé cuál será tu reacción cuando leas esto, si es que lo lees. Lo único que puedo decir es que te tengo cariño, que admiro todo lo que has logrado, que siempre me deslumbraste con tu tenacidad y tus ganas de surgir.
Espero que no tomes a mal lo que escribo, simplemente quiero que figures en mi bitácora porque eres parte de mi vida, y no sé por qué no lo había hecho antes.
Sé que pasamos momentos bonitos. Todavía, aunque no lo creas, tengo la casaca verde tipo militar que me compré cuando estaba contigo en la avenida Larco. A veces me la pongo, y siempre te recuerdo cuando la veo.
Espero que ya no tengas ese fastidio por mí, que ya no se quede la amargura que pude sembrar en tu corazón sin querer. Te considero mi amiga y te agradezco por corresponder este afecto. Cruzo los dedos para que pronto encuentres una pareja que te dé todo lo bueno que esperas y mereces.
Agradezco a Dios por todo lo que he vivido, lo bueno y lo malo. Por las experiencias que enriquecieron mi alma, me hicieron madurar y saborear cada minuto.
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