viernes, 7 de febrero de 2014

MI AMIGO

En mi vida he tenido amigos más fieles que amigas. Él era mi confidente, sabía de mis penas de amor por la chica que me quitaba el sueño, hasta que se fue lejos, a otro país, donde vive.

Después de nuestra despedida, que ocurrió un día antes de que tomara el avión que lo llevaría hacia el norte, me insistía y repetía: «Tú no eres homosexual sino bisexual».

Él llegó a esa conclusión luego de que hiciéramos el amor en mi escarabajo. Así nos dijimos adiós.

Pero yo le insistía que no; lo quería como a un hermano, con esa misma intensidad. Solo en aquella oportunidad sentí ese tipo de amor por alguien del otro sexo. Nunca más me pasó.

Esa vez, mientras mi auto bailaba al mismo compás de la música de Pedrito Suárez Vértiz, porque ahora que lo pienso era una rana, sentí lo que ningún hombre me hizo sentir jamás (y eso que probé varios antes de convencerme de que lo mío no eran ellos, sino ellas). Yo atribuyo esos orgasmos al gran amor que sentía por este amigo; lo quería mucho y se iba para nunca más volver. Por eso entiendo muy bien que para llegar a un gran orgasmo (o varios)  es necesario que quieras a esa persona que está compartiendo contigo la cama, el auto, suelo, etcétera.

Después de muchos años no volvimos a ver porque vino de visita. Él ya con cuerpo de más hombre (cuando éramos amigos era un chiquillo) y mejorado con los años. Nos reunimos para almorzar y me di con la sorpresa que el que se quedó corto y sin poder controlar su timidez fue él y no yo.
Conversamos de todo un poco, nada del episodio íntimo que compartimos hace tanto tiempo.

Me encantó verlo. Lo considero un gran amigo, aunque no nos veamos ni escribamos para saber uno del otro. En eso nos parecemos.

Mi amigo sigue solo, es un soltero empedernido. No ha llegado la mujer que sea capaz de domesticarlo, como el Principito a su flor. Ojalá que se deje encontrar y domesticar pronto, aunque ahora que lo pienso me doy cuenta de que no, no creo que eso lo haga más feliz. Mi amigo ama su libertad igual que yo, y no puedo imaginarlo atado ni viviendo para nadie ni por nadie.

Creo que somos iguales y vivimos bien así, disfrutando de nuestra soledad.

Mi corazón es grande, he vivido mucho, pero amado a una sola mujer. Ahora sí puedo decir que estoy tranquila, dedicada a mí como nunca antes lo estuve.

Empezaré este año viajando, y espero terminarlo de la misma forma. Eso es pensar en mí y ser un poco egoísta. Y si logro convencer a alguien para que me acompañe, pues bienvenida sea.

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