lunes, 3 de marzo de 2014

LETRAS Y FELICIDAD

Tengo que terminar mi Power Point, estoy segura que después me veré en apuros por gusto.

Es la primera vez, luego de varias décadas, que dictaré una clase. Sé que lo haré bien, pero me pone algo nerviosa. Sé que será un auditorio fácil, pero igual me da un poco de miedo.

Tengo temor a muchas preguntas, aunque con administrativos no existirán. Estoy segura que la mayoría asistirá más por obligación que por interés y eso me molesta, a pesar de diluir la probabilidad que exista algo que me deje sin respuestas.

Este año parece que estará teñido de letras, porque acabo de enterarme que de todas maneras se dictará el diplomado. Así que mi vuelta a las aulas universitarias es inminente y sucederá en poco tiempo. Esto me alegra mucho porque repasaré y aprenderé asuntos para lograr ser mejor en mi oficio, y que hará viable mi idea de obtener la licenciatura y encargarme del dictado en una universidad. Sí, eso me hace feliz. 

Quizá a mis alumnos les cuente de este blog, aunque conozco una comunicadora lesbiana que cometió esta infidencia consigo misma y no le fue bien al inicio, pero luego se arregló todo para ella. Eso me hace pensar que no pasaría nada malo ni nuevo, así que conociendo mi bocota sé que no resistiré y pronto todos habrán leído mis locuras.

No me gusta el escándalo ni vivir en boca de nadie, pero primero quiero decirte que no considero escandaloso lo que escribo ni mi persona, y segundo que solo al principio me molestó el chisme y luego me reí de las miradas fijas, de los rostros adustos que acompañaban mi caminar y de los murmullos que levantaba mi presencia. ¿Te has fijado que hablo en pasado? Será porque hace tiempo no vivo esas sensaciones al no acompañarme ella, 13 años mayor que yo, quien se divorció para estar a mi lado.

Lo que trato de decirte es que ya no sería algo nuevo el tener que enfrentarme a la desaprobación de la mayoría. No me importaría como antes, cuando era muy joven y temerosa. Ya no existe esa mujer, ya no soy esa. Ahora camino por otro sendero, ese que yo misma construí, donde cada cosa está en el lugar que quiero y como quiero.

Sé que no es fácil que alguien de afuera entienda el divorcio. No es sencillo darle la razón al amante o la amante. Pero existen casos en que uno de los dos consortes se siente infeliz, solo y cansado. No hay amor. No hay confianza y solo existen maltratos y vejaciones. Ella siempre me habló de su angustia, de su temor de que llegue la noche y tenga que aguantar los arrebatos del marido cuando su hijito dormía a su lado. Incluso una vez me llamó (y eso que yo vivía en casa de mis padres) desesperada y me pidió que vaya a buscarla porque se había ido con el niño cuando su esposo quería abusar de ella.

Recuerdo que corrí a buscar mi VW y les dije a mis padres que no sabía si volvería. No me importó nada. Fuimos al centro. Llegamos a un hotel, temerosas de que no nos permitan alojarnos. Pensábamos que todos se daban cuenta de nuestro amor y que nunca nos dejarían pagar por una habitación. Todo salió muy bien. Pasamos la noche los tres juntos. No podía creer que existiera tanta alegría.

Sin embargo, hace mucho tiempo que no sé nada de ella. Vivimos 15 años juntas en una época donde todo salía bien, menos la convivencia en pareja. No éramos compatibles sexualmente. Duró mucho tiempo porque yo lo permití por miedo a quedarme sola, un error de muchas personas llenas de inseguridad.

Quizá eso y otras experiencias en mi vida me impulsaron a vivir sola. A pensar que es un sueño la monogamia, la fidelidad, la pareja ideal. No es que sea una amargada, simplemente tengo los pies bien puestos sobre la tierra. He probado el amor sin obligaciones y me fue bien, nunca sentí celos. Lo malo de ese tipo de amor es que muchas no lo entienden y no pueden sostenerlo; la mayoría de mujeres somos posesivas, ese es un punto en desventaja.

Ahora soy feliz. Los días de tristeza se fueron hace tiempo. Hoy tengo muchas cosas en qué pensar. Trato que mis días sean sosegados, alegres, intensos. Aprendí a amarme tanto que no tolero el maltrato de nadie. Quiero que el resto de mis días sean lo mejor que viva. Por ahora lo he conseguido y espero que siga así.


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