martes, 29 de abril de 2014

MI VIAJE

Necesitaba alejarme, escapar de la rutina, del trabajo, del problemita al que no quiero dar importancia, y las ganas de verlo, el deseo de volver a tenerlo entre mis brazos, de darle un abrazo fuerte, imparable, tal como sucedió, me impulsaron a tomar la decisión de viajar a su lado.
Mi querido sobrino y su familia, la más grata sorpresa que he tenido en mi vida. Él, con una enfermedad incurable, se dedica a criar a mis sobrinos, a cuidar un hogar, una linda casa y una adorable mujer.
Después de no vernos durante 20 años allí estábamos, confundidos en un abrazo que duró una eternidad, sonriendo como zombis, borrachos de felicidad.
Esa cereza colmó mi viaje. Ese detalle iluminó mi alma con letras gigantescas que gritaban, cual letrero luminoso de Brodway: MISIÓN CUMPLIDA.
La finalidad de viajar, de pasar por todos los procesos para conseguir la visa estadounidense (cosa que nunca quise hacer), de gastar gran parte de mis ahorros, fue verlo y marcar con las pisadas que dejé en ese lindo Estado, lleno de campo y montañas, un camino para regresar.
Doy gracias a la vida por esta experiencia llena de emociones y paisajes maravillosos.
Además, vine renovada y con deseos de hacer mucho. El estudio me llama, ya lo estoy siguiendo, y el trabajo... tengo muchas ganas de inaugurar nuevos rumbos.
Ahora me dedicaré a conocer más mi país, de vez en cuando me daré un salto en busca de nuevos paisajes y climas, y porqué no, más gente amiga.
¿Y el amor? Bueno, para eso no hay puertas cerradas, tengo nuevas amistades y círculos que aún no frecuento como se debe. Ya hay tiempo para eso, solo es cuestión de ponerse las pilas y las mías están muy bien recargadas.
Lima... ¡allá voy!

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