Este 2012 me ha dado
mucho. Quizá si supieran el dolor tan hondo que tengo en el alma, no
entenderían lo que acabo de afirmar. Tampoco entenderían al leer, nuevamente,
el título de esta entrada.
Sin embargo, lo
repito: El 2012 me ha dado mucho. Y se cierra brindando a mi corazón un secreto
a voces conocido y negado por mí. Sí, es cierto, ella, la mujer que creía
sincera, dulce, inocente, es todo lo contrario: calculadora, mala entraña, la
que se ofrecía a mis espaldas al mejor postor... es decir, todo lo que en algún
momento sospeché, intuí, o mi corazón me lo dijo sin que pudiera sostener por
mucho tiempo esa leve idea en mi cabeza, en mi corazón, en mi ser.
Pero hay algo que,
también, en algún momento de mi vida llegué a sospechar; y que el destino, la
plata y el poder comprar un par de jarras de cervezas me presentaron servido,
en bandeja de plata, durante la madrugada. Ella, el gran amor de mi vida, logró
que una "amiga de la infancia" se involucrara, pagara por ver sus
miserias, su "amor", y quién sabe si aún lo siga haciendo. Solo ella,
mi "amiga de la infancia", mi "casi hermana", lo sabe bien.
A mí ya no me interesa más porque han muerto; hace apenas unas horas mi dolor,
mi instinto de supervivencia y mi decepción las enterraron, y con ellas a
muchas otras personas que decían ser mis "amigas".
Todavía, luego de
ocho horas, sigo sintiendo que me he atragantado con algo tan grande que no
puedo pasar. Pero, ¿sabes qué? Me considero afortunada de haberlo descubierto;
de tener algo que nada, en todo el universo, puede comprar. Soy fiel a mis
principios, sigo afirmando y sintiendo que la mentira es la peor cosa que
existe y por eso soy franca hasta el punto de la ofensa. Prefiero eso, que me
dañen por enrostrarme la verdad a que me hagan vivir en el paraíso, ese que no
existe, ese en donde muchos viven una mascarada que en cualquier momento
les estalla en pleno corazón, ese lugar donde me había sumergido.
Sin embargo, todo lo
que he escrito aquí es lo que siempre sentí por ella. No me arrepiento de haber
plasmado en palabras mis sentimientos, de haber logrado mover corazones con mi
pasión, con mi amor.
Los sentimientos que
volqué en este blog son auténticos, puros; y a pesar de conocer la realidad de
lo que siempre me deslumbró, no reniego de estos, no los arrojo ni los
expulsaré nunca de mi corazón. Quiero mantener intacta mi esencia, mi ser;
porque no es justo que por la mala leche de dos personas se vaya al tacho mi
forma de amar.
Anoche escuché las
calumnias de las que soy víctima desde hace mucho, y mi mente, mi
espíritu, mi alma se abrieron ante las poderosas revelaciones de esta persona,
de esta amiga que, por fin, era sincera conmigo.
Me dirás, ¿y por qué
la consideras amiga si después de tantos años recién te dice la verdad?
La considero amiga
porque ha sido la única persona capaz de decirme lo que realmente ocurrió, y a
pesar de que con cada palabra suya mi corazón se rajaba supe, por fin, que todo
lo que este me gritaba desde hacía muchos años era verdad.
No voy a dejar de
escribir aquí, no. Este espacio es mi forma de hablar conmigo misma, contigo,
con todos.
Puede que haya gente
a la que le sucediera lo mismo, quizá esta sea una forma de compartir nuestro
amargo dolor y nuestra irrenunciable esperanza en el amor, sea cual fuera
su índole; porque muchas veces digo que este no existe, pero en el fondo
sé que mi corazón lo alberga y nutre con cada emoción que siente al ver a un
niño sonreír, las puestas de sol al caer, o cuando vibra gracias a la
satisfacción de sentirme querida por una familia que lucha día a día y que
comparte conmigo sus ilusiones, sus esperanzas y su fe en Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario