martes, 23 de septiembre de 2014

PLANES

Mis pies se movieron rápido, quería escapar de la rutina y lo conseguí. Pero todavía no me voy del todo, Lima me ataja o, más bien, las responsabilidades.

Sin embargo, va tomando forma mi viaje, después de mi intervención me he prometido separar pasaje. Tengo clavada la idea de regresar a Cajamarca, aunque me digan que está un poco revuelto... bueno, me informaré más acerca de ello para estar segura de ir.

Otro destino, más cercano y bonito, también, es Áncash. Tiene sitios bonitos para ver, lo único malo es que no hay transporte aéreo. Eso me detiene porque no quiero preocupar y lo harían.

Ahora, ir a la selva no es tan buena idea porque, si no me equivoco es época de lluvias. La verdad es que no conozco Madre de Dios, esperaré a que sea mejor época para ir. Es un pendiente que voy a resolver.

Pensando en qué no conozco, recuerdo a Ayacucho. Sería bonito. Muchas iglesias que son obras de arte, el campo, los cerros, el clima seco, frío de noche y caluroso si te expones al sol matutino. Las nubes esponjosas y el cielo azul, qué maravilla serrana. Sí, es una gran posibilidad.

A veces pienso en ir aquicito nomás, a otro barrio, fingiendo ser turista recién llegada y probar suerte con la gente que conozco en esos cuantos días. La verdad es que estaría cerca para ir a clases y luego salir contigo y enseñarte mi rinconcito que podría ser para nosotras, si quieres.

Es que hemos quedado en salir este sábado y eso me anima a tener un sitio donde conversar, tomar una botellita de vino entre las dos, ver películas... solo eso, para empezar. Me anima mucho esta idea, sobre todo al saber que ya confirmaste conmigo vernos este fin de semana. Esta oportunidad contigo no la dejaré pasar. Al final, si veo que pasamos una noche tranquila, de amigas y nada más, podré planificar mi viaje para la próxima semana.

Quiero recuperar mi espíritu, ese que no me dejaba estar seria nunca, que me hacía ver siempre el lado bueno de todo; necesito recuperarme y salir de esta inmensidad en la que me he sumergido.

No voy a tejer sueños, ya no. Solo quiero vivir lo que no hice nunca. Cosas simples, emocionantes, serenas, felices y quizás también tristes. Pero experiencias mías, sin nadie conocido a mi lado, y sintiéndome libre.

Escucho las canciones de Alejandra Guzmán y me dan ganas de mofarme de las letras, que me divierten y me ponen de buen humor. Me encanta esta mujer loca o por lo menos la imagen de locura que siempre vendió.

"Y sentir que puedes alcanzar el cielo", logro oír de su voz borrachosa. Eso quiero, sí, lograr el cielo que no es, para mí, nada más que hacer lo que uno quiere, gozar con un chiste, película, café calientito o copa de vino tinto que te entona los huesos y el alma.

Ahora paso a otras cosas, así de cambiante estoy. Y es que me acabo de acordar del "bump", ese baile de los setenta que exigía que se chocaran con las caderas los participantes. ¡Qué chiste! Y de veras que gozábamos. Pero antes estuvo el twist, hace miles de lunas, donde, sin levantar los pies, los movías de aquí para allá sacando lustre al piso de la casa donde se hacía la fiesta. Y luego el rock, allí sí bailas como quieras, no hay reglas. Lo último que vi fue mi imagen frente al espejo de las discotecas. Divertido.

Imagino que ya habrás calculado mi edad, un amigo me decía Forrest Gump porque había vivido, en persona, muchos hechos de la historia del país. Como el terremoto del 70, cuando desapareció Yungay y me agarró en casa. Fue un domingo. O cuando fui expectadora, junto con toda mi familia reunida frente al televisor en blanco y negro (sí, no había transmisión a colores), del alunizaje y del momento en que plantaban la bandera estadounidense en suelo lunar. Recuerdo nuestro asombro al comprobar que la bandera, la tela, parecía un bloque de triplay por lo rígida. Y eso por la gravedad.

Y así, cada vez que se me ocurría contar alguna experiencia de mi pasado, mi querido amigo arrasaba conmigo llamándome desde Matusalén hasta momia viviente. A mí me divertía mucho y ahora, al verlo en Facebook, me divierte más su papel de padre de familia responsable, incapaz de hacer ninguna de sus bromas pesadas a nadie. Cosas de la vida.

Como te habrás dado cuenta, me ha hecho muy feliz contarte esto. Siento que no estoy sola, cargando mis experiencias sin ayuda. Es como si me quitara un tremendo peso de encima.

Pronto, o quizá más tarde, no sé bien cuándo, te contaré mis nuevas experiencias en el viaje que haré. Deséame suerte en mi intervención del jueves, es mi karma, para que pueda seguir escribiendo para ti.

Hasta pronto


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