Sí, hoy, hace dos horas, se cumple un aniversario más de mi muerte y mi renacimiento. Un día 9 de octubre estuve en una provincia, en casa de una amiga. Viajé acompañada de otra compañera de estudios, fuimos de visita para conocer al bebé de nuestra chochera, que compartió muchas veces carpeta con nosotras.
Cosas de la vida, y muy repetidas. Esta chica quedó embarazada de un militar y el tipo desapareció, no se hizo cargo. Nosotras aprovechamos un feriado largo para ir. El viernes era de fiesta nacional (8 de octubre) y todo iba a salir estupendo. Y es que le había avisado a otra compañera de universidad, esa que me quitaba el sueño y por la que daba todo. Ella, niña engreída (hija única), cambiaba de enamorado como de calzones. Muy coqueta, de mirada inquisitiva que combinaba con una sonrisa dibujada en sus labios que dejaban escapar una risita provocadora. Sí, era muy atractiva.
Le había avisado porque tenía un plan: estar solas en un hostal. Como era así de coqueta, lo fue también conmigo. Parecía que le encantaba saber que era capaz de gastar mucho dinero en ella, en invitaciones a lugares y espectáculos caros, y lo sabía aprovechar muy bien. Incluso, luego de poco tiempo, correspondió mis besos pero nada más. Eso sucedió por mucho tiempo, tanto que ya no podía soportar más mi necesidad de tenerla por completo, de hacerle el amor.
Por supuesto, ella no quería ni pensar en esa posibilidad. Lo único que le interesaba era todo lo material que le daba. Ahora recuerdo que hasta sus trabajos de la universidad se los hacía y con ellos lograba buenas notas. Carajo, la verdad es que me comporté como una reverenda cojuda. Fui tan imbécil que cuando me dijo que no viajaba conmigo y, a pesar de no tener la menor gana de hacerlo, me fui solo por mi orgullo herido y vaya que me esperaban muchas sorpresas.
En esa vida que tuve, de decepciones e imposibles, me dediqué a tomar mucha cerveza y licores fuertes. La verdad es que tomaba demasiado. Considero que si no sucedía este giro en mi vida, probablemente habría terminado alcohólica.
Y el giro se dio al tercer día de estar en esa ciudad. Nos invitaron a un balneario cercano, y fuimos en auto. Como eran las 6:30, aproximadamente, el piloto bajó y compró cervezas grandes para cada uno. Creo que tomamos dos, por lo menos eso hice yo. Me llamó la atención que me sintiera "picada" con tan poco, y se lo dije a mi compañera de viaje (que iba en la parte de atrás del auto, junto a mí). Ella me contestó que era lógico que me sintiera así porque no habíamos almorzado.
Parece que no fui la única atontada, porque nuestro acompañante pisó a fondo el acelerador para llegar a la ciudad. La carretera en la que manejaba era conocida por sus curvas sinuosas y peligrosas pero él tenía la mente (o no la tenía) en otra parte.
Lo demás también es familiar. Muchachos tomados y como consecuencia un accidente automovilístico. Todos nos herimos, menos él que se protegió con el timón. La más perjudicada fui yo, solo encontraron mis zapatos con pasadores en el piso del auto. Salí disparada y caí de cabeza sobre el pavimento. Así fue cuando me encontraron boca abajo, al costado de la pista (felizmente) y sobre un gran charco de sangre, sangre que salía por mi nariz y mi boca.
Al estar así, es explicable que me ahogaba con mi sangre. Lo bueno del muchacho que se estrelló fue que, además de quedar consciente, sabía mucho de medicina y primeros auxilios, pues cursaba los últimos ciclos para graduarse de galeno. Esta fue una de las coincidencias que salvaron mi vida.
Falta mucho por contar, tan solo quiero decir que estuve 17 días en coma y que ahora no tengo ninguna secuela, ni siquiera miedo. Lo que hizo este episodio fue matar la vida que llevaba y que naciera de nuevo. Sí. Tomé otro rumbo que acarició mi corazón porque encontré el motivo por el cual regresé a este mundo, al que no quería.
Hoy agradezco tener una nueva oportunidad, haber aprendido a quererme y a sentirme dichosa con todo, hasta con las pequeñas cosas de mis experiencias en mi transcurrir por el mundo.
El 9 de octubre es mi día de suerte. ¡Sí señor!
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